Norelys Morales Aguilera.─ Es un hecho que la globalización neoliberal salta en pedazos, y con ella el relato sobre la protección de los derechos humanos. Reino Unido con la salida de la Unión Europea, y Estados Unidos con Donald Trump, lo tipifican, comenzando a dibujar nítidamente ese claroscuro donde surgen los monstruos, parafraseando la afirmación de Antonio Gramsci: “El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer…”
Sin embargo, quizás uno de los resultados más trascendentes de la XIV Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) efectuada en Caracas este 5 de marzo, viendo su Declaración, al menos para los latinoamericanos y caribeños, es que en efecto, aparecen alternativas especialmente en la integración de nuevo tipo para preservar los derechos humanos, aún en medio la “borrachera de éxito” de la derecha hemisférica y norteamericana.
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