Una se pregunta, porque preguntar es el máximo derecho que una tiene. Una se pregunta. Los amigos no quieren escuchar respuestas, porque en general una no es capaz de dar y de solucionar todos los temas y adecuarlos o al menos contrarrestar lo que la llamada “información” ha ido dejando como costra –endurecida ya- en la superficie de nuestra piel.
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