“Las democracias actuales (…) tienen que enfrentarse, para sobrevivir, a poderes privados neofeudales mucho más grandes aún, mucho más poderosos y mucho más ramificados planetariamente, de lo que lograron soñar jamás las más codiciosas dinastías ()… de la generación de nuestros abuelos y bisabuelos.”
Antoni Doménech.
El debate sobre el mejoramiento continuo de nuestra forma de ejercer la democracia, el gobierno y el poder socialistas, no debe limitarse a proponer como icónicas las ideas, las concreciones históricas y las experiencias de la tradición política y filosófica del republicanismo.
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