«El gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos». Al sustituir «pueblo» en la conocida frase de Abraham Lincoln por quienes tienen el poder real en Estados Unidos, se logra una idea más exacta de cómo funcionan la política y la sociedad norteamericanas.
Los pensadores progresistas vienen alertando desde hace décadas que el dinero es el que mueve los hilos de Washington, mientras el sistema democrático, desde los Padres Fundadores hasta nuestros días, resulta una máscara para encubrir los intereses de la minoría rica.
Lo llamativo es que ahora la idea se extiende entre sectores de la intelectualidad norteamericana que no podrían ser catalogados de izquierda.
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