
Escrito por Arnaldo Musa/Cubasí
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha seguido burlando de extraños y conocidos, haciendo lo que le viene en gana, rompiendo promesas, no importa al nivel que se haga ni los perjuicios de la ruptura.
Ahora, mientras trata problemas sobre Corea Democrática, con la cual ya tiene incumplimiento, por supuesto, se prepara a eludir la decisión de la Cámara de Representantes de impedirle aplicar una ley de emergencia nacional que le autorice llevar de poco más de mil millones de dólares a la astronómica suma de 8 000 millones la suma que ya le habían asignado para erigir el muro que le impida la entrada a emigrantes centroamericanos, sin importar los daños familiares que ello ocasione.
Trump no solo desaíra a los opositores demócratas, sino también a los republicanos, muchos de los cuales dicen oponérsele, pero que al final asienten a la decisión del establishment, que hasta ahora le conviene la presencia del debatido mandatario.
La ley de emergencia que trata de esgrimir Trump ha puesto en ascuas hasta a los más moderados políticos estadounidenses, quienes no se explican hasta cuando el mandatario no rinda cuentas a nadie.
Además de que 16 estados de su país demandaron a Trump por declarar estado de emergencia, la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pidió hoy a los republicanos que voten a favor de la resolución contra tal situación, para proteger la separación de poderes consagrada en la Constitución, que, a su juicio, Trump vulnera con la «declaración de emergencia».
Pelosi insistió en que esa medida supone una interferencia ilegal en la potestad exclusiva del Congreso para determinar los presupuestos. «Esto no es sobre el muro, sea lo que sea lo que piensen sobre el muro, esto es sobre la Constitución de EE.UU.», afirmó Pelosi.
La decisión unilateral del mandatario también ha despertado el repudio de un grupo de 58 antiguos funcionarios que en el pasado estuvieron encargados de la seguridad nacional del país. «Ante una amenaza inexistente, reasignar los fondos para la construcción de un muro a lo largo de la frontera sur socavará la seguridad nacional del país, al extraer innecesariamente recursos de los programas del Departamento de Defensa», escribieron a Trump.
TRUCO-TRUMP
La declaración de emergencia nacional permite a los presidentes acceder temporalmente a una potestad especial para hacer frente a una crisis, y Trump la firmó el pasado 15, al asegurar que hay una «invasión» de drogas y criminales en la frontera con México que justifica medidas extraordinarias.
Con ese decreto, Trump pretende reunir 6 600 millones de dólares desviados de distintas partidas ya aprobadas por el Congreso, que se sumarían a otros 1 375 otorgados por el poder legislativo para construir la barrera fronteriza.
La ex secretaria de Estado Madeleine Albright, quien trabajó para el ex presidente Bill Clinton (1993-2001), y Chuck Hagel, ex senador republicano y ex secretario de Defensa bajo la Administración de Barack Obama (2009-2017), fueron algunos de los firmantes.
Otro colectivo que mostró su desacuerdo con Trump fue el de ex miembros republicanos del Congreso que instaron a sus colegas de partido a que voten a favor de la resolución contraria a la emergencia nacional.
En este caso, los ex legisladores se dirigieron a los actuales miembros republicanos de la Cámara de Representantes y del Senado. «Nosotros, que hemos trabajado donde usted, le pedimos que respete su juramento de cargo y proteja la Constitución y las responsabilidades que incumben al Congreso. Le pedimos que apruebe una resolución conjunta terminando la emergencia declarada por el presidente», señalaron, aunque no especificaron sobre las maniobras que pretende Trump para eludir la prohibición.
Es decir, ni hasta los más reaccionaros lo soportan y tratan de cortarle las alas a un individuo que busca la reelección, cuestión no tronchada, a pesar de haber perdido la mayoría en la Cámara Baja en los comicios de medio término de noviembre último.
Y esto son algunos detalles de una acción que se prolonga mucho más allá de las fronteras norteamericanas, que no sólo trata de un “simple” muro, sino de todo un programa que corrobora la tiranía ejecutiva interna y lleva implícitamente el asentamiento de una política de amenazas que ponen al mundo al borde de una guerra nuclear, prosiguen las agresiones en la región Medio Oriente y pretende una intervención militar contra Venezuela.