El lente capta una Habana colorida, con constelaciones en sus avenidas, con fuentes llenas de luces de colores, calles llenas de lámparas que guían al transeúnte, carteles lumínicos que reafirman que la capital de todos los cubanos es “real y maravillosa”.
La cuidad se ilumina y la noche se convierte en un increíble espectáculo visual. Esta es mi Habana, con una de sus caras nocturnas, y ojalá nos dure 500 años más.

















