La Ley Orgánica de Comunas, que estableció esta nueva forma participativa como la «célula» fundamental del nuevo Estado comunal, se definió como «un espacio socialista» para el autogobierno de las comunidades, donde se articulan los consejos comunales otras organizaciones sociales.
Se estableció estas últimas deben regirse por esta ley y las comunas no necesitan seguir el ordenamiento territorial constitucional, ya que pueden extenderse por encima de los límites del ordenamiento territorial y tienen prioridad sobre municipios y provincias en la transferencia de los recursos.
En el Estado Comunal, las decisiones se toman por mecanismos de democracia directa.
Las comunas detentan tareas varias pero básicas en democracia: por ejemplo, contribuir al orden público, construir una economía de propiedad social como tránsito al socialismo y garantizar la existencia efectiva de formas y mecanismos de participación directa de la gente en la formulación, ejecución y control de planes y proyectos vinculados a los aspectos territoriales, políticos, económicos, sociales, culturales, ecológicos y de seguridad y defensa.
Las comunas también se encargan de elaborar planes comunales, que concretan los dictados del gobierno central, siempre dentro del sistema socialista, que posteriormente, en Consejo de Ministros, encauzará las inversiones y demás recursos fiscales necesarios para su realización.