Por: Joselyn Muñoz
Pronto mis oídos se acostumbraron a tus palabras, mi vista a alcanzarte hasta lo alto del podio. Recuerdo en brazos de mi padre en medio de una muchedumbre un 26 de julio, allá por los ´80, escuchar por alta voces una vez más nuestra consigna y sentir en ese momento que me comprometería contigo y con tu causa, nuestra causa para siempre.
Eres el eterno pensamiento, la llama encendida que acaricia mis impulsos, la sabia plataforma que sostiene mi cimiente, la fuerza motriz que te inmortaliza en mi memoria. Te busco en cada gesto de la gente, en cada acción de amor a la patria, en, cada gota de rocío en las mañanas, en cada rayito de sol en el ponente.
Te busco en el semblante de una foto y juego a adivinar lo que sentías, en cada segundo robado que a la posteridad te fija, para los hijos de los hijos que te admiran y para el que tanto como yo, no más que yo, te buscan aferrados el día a día.
Empuño tu recuerdo que me inspira, te escribo estas letras con amor, que embadurnan esta cuartilla enamorada, dedicada a ti en esta jornada, donde el amor y la amistad se regocijan.
Perenne padre del cubano agradecido, de aquél que le basta un café en la mañana para emprender el azaroso viaje que es la vida, a ti dedico mis jornadas, conquistada por tu verbo siempre digno, de ti estaré siempre enamorada , de ti seré tu más fiel hijo.
Para mí siempre estarás presente, siento que no te has ido, que vives como siempre entre nosotros, que en tu ejemplo reencarnan nuestros hijos. Para ti que todo diste sin quedarte nada, a ti que a la Revolución le entregaste el cuerpo y también el alma, siempre irá dirigido: EL PENSAMIENTO MÁS PROFUNDO, EL AGGRADECIMIENTO MAS SINCERO, EL GESTO MÁS ALTRUISTA Y EL AMOR MÁS VERDADERO.
Tomado de Cuba por Siempre.
La Esquina Roja 