Tomado de Misión Verdad
En los países que lideran el Grupo de Lima la defensa del territorio es una actividad peligrosa. Sus gobiernos buscan presionar a Venezuela con el tema de los derechos humanos mientras sus cifras de asesinados y desaparecidos indican que la democracia que exigen no es la que aplican dentro de sus fronteras.
El informe anual sobre Defensores/as de Derechos Humanos en Riesgo en 2017 fue elaborado por la organización Front Line Defenders en colaboración con una red de más de 20 organizaciones nacionales e internacionales, en el marco de un proyecto en el que pretenden desarrollar un Memorial Internacional de Defensores que documentará los casos de todos aquellos defensores de derechos humanos (DDHH) asesinados desde la adopción en 1998 de la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Fue elaborado en cooperación con la Unión Europea y los gobiernos de Irlanda y Suecia.
Un dato relevante es que el 67% de los asesinados por razones políticas defendía la tierra, los derechos de los pueblos indígenas y el medio ambiente, casi siempre en el contexto de actividades de megaproyectos, industrias extractivas y grandes empresas, es decir, en el marco de la mina en que fuimos convertidos por las potencias coloniales a partir de la División Internacional del Trabajo.
En su Informe Anual de 2017 la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala dice que hasta el pasado mes de octubre se habían registrado 328 ataques contra defensores de DDHH, entre ellos 52 asesinatos, de los que 45 fueron perpetrados contra mujeres. Agrega que en las redes sociales y medios de comunicación se difunde un discurso de contenido «racista, sexista y patriarcal» contra quienes buscan justicia por los crímenes cometidos durante la guerra civil guatemalteca (1960-1996), ya que muchos de los que cometieron tales hechos «aún son parte de estructuras de poder vigente».
Por otra parte, el pasado jueves dos periodistas fueron hallados atados de pies y manos, y con heridas de bala en la cabeza elevando el número de comunicadores asesinados a 14 en los últimos 19 meses. En el año 2016 fueron asesinados nueve periodistas, en el año 2017 se registraron tres asesinatos y en lo que va del presente año dos.
El mismo informe de Front Line Defenders habla de 160 «manifestantes» asesinados sin distinguir las circunstancias en las que ocurrieron los hechos ni los miembros de cuerpos de seguridad o transeúntes que cayeron en la jornada violenta organizada y financiada por el antichavismo nacional e internacional. No se especifica quiénes (policías o manifestantes) murieron por armamento artesanal de los grupos violentos o por francotiradores. Existe información detallada que sigue siendo invisibilizada por la gran red de agencias y medios alineados a la estrategia de EEUU contra Venezuela.
Precisamente, por este último factor son tan acentuadas las denuncias de DDHH amplificadas por los aparatos mediáticos privados de la región que se enfocan en la situación venezolana, y son igual de ruidosos los silencios en torno a otros casos mucho más alarmantes en América Latina.