Abel Moya, deportista cubano que solicitó hace un año –sin conseguirlo- el asilo político en Madrid, lleva meses viviendo en la calle y pidiendo limosna (1) (2). Es la misma historia de autoengaño de muchos de los supuestos “disidentes” que, en 2010, llegaron a territorio español por un acuerdo entre Cuba, España y la Iglesia Católica (3). Tras agotar las ayudas –recordemos- algunas de aquellas personas acabaron viviendo en la calle (4). Pero ¿lo han leído en alguno de los grandes diarios españoles? ¿A que no?
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